lunes, 8 de septiembre de 2014

Isabel Salud (Ezker Anitza-IU):«Las fuerzas de la izquierda alternativa debemos vernos como aliados, no como rivales»

Isabel Salud hace un alegato a favor de la unión de las fuerzas de «la izquierda alternativa» para consolidar la «indignación» ciudadana motivada por la crisis económica y las desigualdades que ha provocado. Ezker Anitza-IU tiende la mano para «buscar lo que nos une».

Entrevista publicada en el DV MIGUEL VILLAMERIEL

¿En qué medida cambia el trabajo de una formación cuando pierde su representación en instituciones como el Parlamento Vasco o las Juntas Generales?
–Todavía mantenemos representación en grandes ciudades como Ermua, Barakaldo, Pasaia o Errenteria, pero es evidente que la situación cambia, porque donde se toman las grandes decisiones es en el Parlamento y en las Juntas. También se nota que la presencia en los medios de comunicación se reduce, pero por eso hemos intentado reforzar nuestro trabajo en la calle y con los movimientos sociales.

¿Se complican las posibilidades de llegar a la sociedad?
–Sí, porque hoy en día la participación y movilización de la sociedad es escasa. La gente trata de resolver sus problemas de puertas hacia adentro, pero en general hay muy poca implicación en los asuntos que son de casa hacia el exterior. Hace falta concienciar a la gente de que los asuntos públicos también son suyos y que tienen que participar de esa gestión. Si ellos no participan, alguien lo hará por ellos y, seguramente, no será para defender sus intereses.

¿Le sorprende que en una etapa de grave crisis económica haya tan poca movilización social?
– Esta falta de espacios públicos de participación ha sido un proceso. En la Transición tuvieron mucha fuerza las asociaciones de vecinos, por ejemplo, pero eso fue desapareciendo y hoy la ciudadanía tiene dificultades porque no hay estructuras más allá de los partidos políticos o algunos movimientos sociales. En los últimos años se han producido movilizaciones porque la gente ha llegado a un estado de indignación, pero eso hay que organizarlo de manera cotidiana para que no quede en nada. Hace falta poner en marcha estructuras organizativas, vecinales, donde la gente participe.

¿Cómo valora la irrupción de un partido como Podemos?
–Nosotros hacemos una valoración positiva desde el punto de vista de que esos votantes indignados con lo que está pasando no se han ido a la derecha o a la extrema derecha, como ha ocurrido en otros países de Europa. El espacio de la izquierda alternativa que representa Podemos y que también representamos Ezker Anitza o formaciones como Equo o Compromís se ha agrandado, aunque eso ahora hay que consolidarlo. Todas las fuerzas que nos reclamamos de la izquierda alternativa, que buscamos un cambio profundo de la sociedad, tenemos una responsabilidad. Debemos verlo como un reto y no como una amenaza. Toda esa indignación ciudadana debe consolidarse en una organización, porque Podemos es una fuerza que todavía no está organizada más allá del amplio respaldo que recibió en las europeas. Es el gran reto que tienen por delante. Lo responsable desde la izquierda es llegar a acuerdos para que seamos un polo más atractivo para la gente. Queremos gobernar y cambiar las cosas, pero con la fuerza de la gente detrás.

¿Han analizado por qué Podemos ha superado en votos a Ezker Anitza-IU o a otros partidos de esa izquierda alternativa en Euskadi?
–Nosotros siempre hacemos análisis o autocrítica de los resultados electorales, no sólo por la irrupción de Podemos. Los resultados de Ezker Anitza-IU en las europeas fueron buenos, porque hemos triplicado resultados a nivel de Euskadi, a pesar de venir de un proceso de ruptura todavía reciente. Pero, evidentemente, ante una aparición como la de Podemos, hemos tratado de analizar todas las circunstancias.

¿Le ven como un rival político o como un futuro aliado?
–Es un aliado, sin duda. Las fuerzas que nos situamos en la izquierda alternativa del cambio tenemos que vernos como aliados, no como rivales. En la situación tan dramática que estamos viviendo tenemos que dejar de lado las cosas pequeñas que nos dividen y tenemos que poner el interés de la mayoría social por encima de todo. Eso es lo primordial y en eso estamos de acuerdo, por lo que no vale mirarnos al ombligo ni sentir recelos ni envidias. Hay que poner sobre la mesa un programa con lo que nos une y tener altura de miras. Luego habrá cosas que no compartamos, porque en la izquierda somos plurales, pero para eso cada fuerza política puede mantener su perfil.

¿Han mantenido contactos para esa posible unión de fuerzas?
– En las últimas europeas nosotros fuimos con Iratzarri-Eki y en las anteriores elecciones vascas estuvimos a punto de ir con Equo. Nosotros siempre hemos tenido en mente esa unidad y ponemos toda la carne en el asador por ella. En el caso de Podemos, ya les hemos pedido una reunión, pero por el momento nos han dicho que aún se están organizando y que quieren esperar a la asamblea que tienen después del verano. Nos han pedido un poco de tiempo y, en cuanto nos digan que sí, nos sentaremos y hablaremos de futuro.

¿Incluye entre esos partidos de izquierdas al PSOE?
–El PSOE forma parte del bipartidismo a nivel de Estado y mantiene las esencias de un sistema capitalista que nos ha traído donde nos ha traído. El PP y el PSOE mantienen en esencia una misma política económica, por lo que en principio no contemplamos a los socialistas en ese nivel de unidad.

¿El proceso de renovación que están llevando a cabo los socialistas podría cambiar esa impresión?
–El PSOE acaba de renovar su cara, pero hasta que no demuestre un cambio efectivo, nos atenemos a su trayectoria y a sus hechos.

¿En ese entendimiento con otros partidos de izquierdas incluye también a EHBildu?
–En principio, tampoco. Con Bildu tenemos diferencias de raíz, por el análisis que hacemos desde la izquierda de cuáles son los responsables de la crisis. Nosotros hacemos un análisis de clase, de confrontación entre los poderosos y los trabajadores, mientras que Bildu hace una lectura de confrontación entre territorios. Dicen que el problema es España y que España nos arruina, que es un mensaje parecido al que se escucha desde Cataluña. En nuestra opinión, si confrontamos territorios, confrontamos trabajadores, y es algo que no queremos hacer.

¿Cuál es la postura de Ezker-Anitza sobre el derecho a decidir?
–La salida al problema nacional tiene que tener una solución democrática, y nosotros estamos por el derecho a decidir en Euskadi y en Cataluña. No sólo en el tema nacional, sino que tenemos que poder decidir a todos los niveles. Pero, apoyando esa opción, lo que defendemos es que la unión de los trabajadores nos hace más fuertes, por lo que tiene que estar por encima de las fronteras. Los capitales no saben de fronteras y se unen en la búsqueda del máximo beneficio. Los trabajadores, para contraponer ese poder enorme, tenemos que estar unidos. Además, nosotros defendemos una Euskadi pluridentitaria y no vemos que Bildu acepte esa realidad. Por ello sería complicado ir a espacios de unidad de acción con ellos, aunque en instituciones podemos coincidir en muchas políticas de izquierda.

¿Cómo están preparando las elecciones municipales y forales del año que viene?
–Estamos preparando un programa marco y nos hemos reunido con otros partidos de la izquierda alternativa. Nuestras asambleas locales ya están en marcha preparando candidaturas y programas. De momento es una incógnita con qué fuerzas políticas nos vamos a presentar, pero nuestra idea es formar alianzas. –¿El objetivo sería recuperar la representación en las Juntas y los principales ayuntamientos? –Sí, aunque tenemos la barrera de la necesidad de llegar al 5% de los votos. Las últimas encuestas nos daban un regreso al ParlamentoVasco con tres escaños y presencia en las Juntas de los tres territorios. Vamos a presentar candidaturas en todos los pueblos que podamos y confiamos en lograr representación en muchos ayuntamientos y en las Juntas.

Tras la escisión con Ezker Batua, ¿ahora mismo hay paz interna dentro de Ezker Anitza?
– Sí, sin duda. Pasamos momentos muy difíciles, pero ahora se respira más tranquilidad. Aquella escisión fue también una ruptura con ciertas formas de entender la política que eran clientelistas, se buscaba una regeneración. Hemos marcado nuestros perfiles de fuerza anticapitalista, republicana y federal de forma nítida y la militancia se hace más sencilla. Ezker Batua, por otro lado, no puede seguir utilizando ese nombre porque pertenece a Izquierda Unida, como han dicho los tribunales.

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