jueves, 17 de enero de 2013

David Fdez. Calviño: “El gran capital quiere volver a la situación de dominación que existía en el S.XIX”

Entrevista a David Fernández Calviño, diputado de Alternativa Galega de Esquerda, Por .

“Estoy muy decepcionado con el funcionamiento del Parlamento”.
“El Parlamento no sirve para nada porque el Gobierno hace lo que le da la gana”. Lo dice un novato en esto del parlamentarismo, un recién llegado al Pazo do Hórreo compostelano, sede del Parlamento de Galicia. David Fernández Calviño (Toén, 1979) se convirtió en diputado autonómico tras elinesperado éxito de la coalición electoral Alternativa Galega de Esquerda (AGE), de la que él formaba parte como número uno de la lista presentada en la provincia de Ourense el pasado 21 de octubre.
Ingeniero de Montes, investigador y docente, quiso el destino que el histórico líder nacionalista Xosé Manuel Beiras decidiese abandonar su retiro político para encabezar una plataforma de izquierdas en las pasadas elecciones autonómicas. Como él mismo reconoce, “el carisma y la imagen de persona íntegra, que siempre dijo lo que pensaba y nunca se asentó en el poder” de Beiras influyeron notablemente en que una formación de reciente creación como Anova ─escindida del Bloque Nacionalista Galego (BNG) y coaligada con Esquerda Unida (EU) y otras fuerzas minoritarias─ consiguiese colocar en el Parlamento a su cabeza de cartel en Ourense, bastión de la derecha y provincia poco proclive a lo novedoso e imprevisible. David Fernández pasó entonces de cobrar una prestación por desempleo a ocupar un escaño remunerado con cerca de 5.000 euros ─de los cuales apenas 1.950, un 40%, corresponden propiamente al salario de diputado─. Dice que su labor a lo largo de esta legislatura será, esencialmente, descubrir cosas como esta, “hacer a la gente partícipe de nuestro trabajo en el Parlamento para perfeccionar esta democracia. Estamos tratando de abrir las ventanas para que se sepa qué pasa dentro, porque los medios de comunicación no lo cuentan. Si la realidad de lo que ocurre allí llegase a la sociedad, la gente asaltaría el Parlamento”, afirma con la serenidad, casi parsimonia, que caracteriza su discurso.
Los servicios públicos, víctimas de los recortes presupuestarios
El primer asunto de gran calado político al que se enfrenta son los Presupuestos que la Xunta de Galiciapresentó para el año 2013 y que se encuentran en plena tramitación parlamentaria. Sobre la mesa ─más bien, hilera de mesas unidas formando un todo alargado─ ante la que nos hallamos descansan varios tomos encuadernados que contienen las cuentas públicas detalladas, listas para ser analizadas pormenorizadamente.
Pregunta: Si los presupuestos son la herramienta principal de un Gobierno a la hora de definir y ejecutar su acción política, ¿qué idea extraemos de estas cuentas?
Respuesta: Que se incide en la externalización de servicios, ya sea en Sanidad, Educación con los famosos conciertos, servicio de extinción de incendios… La sensación es que la Xunta busca reducir a la mínima expresión los servicios públicos básicos de acuerdo con su ideología de hacer negocio con todo. Si los ciudadanos no son bien atendidos en la sanidad pública, tendrán que ir a la privada, es algo lógico.
P: Sin embargo, la Xunta dice que casi ocho de cada diez euros sufragan servicios públicos, ¿dónde está la trampa?
R: Es lógico porque son competencias transferidas, ahora bien, las partidas de Sanidad, Educación y Cultura o Trabajo y Bienestar Social se reducen, mientras que la Consellería de Presidencia incrementa su presupuesto en un 44%, algo inexplicable. Además, hay que ver en qué se gasta; por ejemplo, la Consellería de Sanidad destina más de 20 millones de euros a la adquisición de equipos informáticos, eso no es gasto social.
Galicia cerró 2012 como la Comunidad Autónoma con mayor crecimiento del desempleo y las previsiones para 2013 sitúan la tasa de paro en niveles próximos al 21%. Pese a esto, los Presupuestos de la Xunta reducen en 136 millones de euros la inversión en políticas activas de empleo. Para David Fernández, se trata de “falta de criterio político a la hora de solucionar los problemas. Es paradójico que cuando más paro hay, menos se invierta en estas políticas. Cuando las cosas van mal es cuando debemos recurrir al endeudamiento público si eso va a contribuir a salir del pozo, sin embargo el único endeudamiento al que recurre el Gobierno gallego es para saldar sus propias deudas, lo cual crea un círculo vicioso que no va a ninguna parte”.
P: ¿Esta situación puede hacer sospechar a los ciudadanos que la política y sus herramientas están al servicio de los conglomerados empresariales y financieros?
R: Desde luego. Ahí está la reforma constitucional que se hizo para garantizar que los bancos y los grandes especuladores internacionales cobren por encima de que nosotros podamos atender por ejemplo la sanidad pública. Más de un 10% de estos Presupuestos se destinan al pago de deuda.
Tras más de una década vinculado al mundo universitario ─primero como estudiante y más tarde como docente─, David Fernández conoce bien la realidad que rodea a este ámbito, que tampoco se libra de los recortes y, además, tiene abierto un frente polémico y conflictivo en la propuesta de reforma educativa del ministro Wert. Todo ello le lleva a pensar que “se busca crear trabajadores que no sean capaces de pensar por sí mismos, sin conciencia crítica”. ¿Nos dirigimos nuevamente hacia una sociedad de élites?, preguntamos ante el incremento de las tasas universitarias y las crecientes dificultades que las clases medias y bajas encontrarán a la hora de acceder a la universidad. Apunta al resentimiento como causa de este espíritu reformista: “A las clases dominantes les molesta enormemente que los hijos de las clases trabajadoras y del campesinado hayan demostrado que pueden llegar mucho más lejos académicamente”.
La dialéctica marxista de la lucha de clases flota ahora en el ambiente del local en el que nos encontramos, una antigua cafetería ya jubilada sita en unas galerías céntricas de la ciudad, difícil de encontrar sin una idea previa de a dónde dirigirse. Hay poca luz, apenas la que entra a través de los ventanales que dan a la calle. En la estancia permanecen intactos los vestigios del antiguo negocio: la barra, una caja registradora, los frigoríficos, la estampa típica de cualquier establecimiento hostelero de los años ochenta. Por extraño que parezca, es la única sede de la que dispone Anova en Ourense, y al contrario de lo que algún medio llegó a publicar, “el espacio no fue cedido por un militante, pagamos un alquiler”, nos aclaran a nuestra llegada, cuando comentamos lo curiosa que resulta la estampa.
P: ¿Existe un desmantelamiento ideológico de la universidad pública porque es el germen de una masa social crítica e intelectualmente preparada?
R: La universidad forma ciudadanos libres, y eso no le interesa al gran capital porque dificulta su tarea de dominación. El gran mérito del socialismo durante el siglo XX fue llevar la educación a las clases populares; antes de la Revolución rusa prácticamente ningún hijo de la clase trabajadora o del campesinado podía estudiar en la universidad, y todos los avances del socialismo y la socialdemocracia durante el siglo pasado lo hicieron posible. Ahora, el gran capital quiere volver a la situación de dominación que existía en el siglo XIX.
 David Fernández Calviño, diputado autonómico de AGE por Ourense
El descrédito de la política
Decimonónica es una de las instituciones más discutidas en los últimos tiempos dentro del entramado administrativo del Estado: la diputación. Aprovechando que hace unos días el juez Leonardo Álvarezadmitía a trámite la querella presentada por la Fiscalía contra José Luis Baltar ─presidente todopoderosode la Diputación de Ourense durante más de dos décadas─ por la presunta contratación irregular de más de un centenar de empleados públicos, ponemos sobre la mesa la viabilidad del modelo actual y su encaje futuro. La postura del diputado nacionalista es tajante: “Las diputaciones no tienen razón de ser”. ¿Cuál es, por tanto, la alternativa? “Hay que vaciar de competencias las diputaciones y estructurar el país en torno a los ayuntamientos y las comarcas, que se contemplan en el Estatuto de Autonomía pero no están desarrolladas y desde las que podríamos descentralizar determinados servicios que dependen de la Xunta, como la gestión del agua, el transporte o la recogida de basuras.
La querella contra Baltar se suma a la reciente imputación de Ángel Currás, alcalde de Santiago de Compostela ─en sustitución del anteriormente imputado Gerardo Conde Roa─ en el marco de la Operación Pokémon, que ya se llevó por delante al exalcalde socialista de Ourense, Francisco Rodríguez, y en la que también figura como imputado el alcalde de Lugo, José López Orozco.
P: ¿Qué imagen proyecta la política en la ciudadanía cuando en menos de un año cuatro alcaldes de tres ciudades gallegas se ven implicados en presuntas tramas de corrupción?
R: Independientemente de que sean declarados culpables o inocentes, el marco de privatización de servicios y mercantilización de lo público en el que nos movemos lleva a estos casos de presunta corrupción. El epicentro de esta trama parece que eraVendex, una empresa que recibía concesiones para gestionar servicios públicos que deberían prestar los ayuntamientos. Por lo tanto, es el sistema el que falla, porque si estos servicios fuesen gestionados por funcionarios no habría negocio detrás y no se darían estos casos.
P: ¿Puede ser al mismo tiempo problema y solución la política?
R: La salida a la crisis de confianza en la política tiene que ser política, y los problemas sociales deben resolverse democráticamente, lo que ocurre es que la democracia que tenemos actualmente es falsa y la ciudadanía percibe que no puede solucionar esos problemas mediante el voto. De hecho, entre las cuatro fuerzas políticas que estamos presentes en el Parlamento gallego ─PP, PSdeG-PSOE, AGE y BNG─ no representamos al 50% del electorado gallego. Eso es tanto un fracaso del Gobierno como de la oposición que no fue capaz de presentar un proyecto alternativo creíble. Por eso nosotros tratamos de escuchar directamente a la gente, porque eso es mucho más útil que contar historias acerca de un país maravilloso que no existe.
P: AGE está ahora dentro de ese sistema contra el que clama, ¿por qué confiaría alguien en que no es lo mismo que lo que ya existía?
R: El sistema está podrido, pero no creo que todos los que estamos dentro de él lo estemos también. Es complicado convencer de eso a la gente porque el discurso detodos son iguales le conviene a la derecha, que lo propaga a través de la derecha mediática para hacer ver que no existe una alternativa a ellos.
A los pocos días de tomar posesión de sus actas, los diputados de AGE anunciaron su intención de presentar distintas iniciativas parlamentarias que acotasen los privilegios que les correspondían a ellos y al resto de diputados por el mero hecho de serlo. En este sentido, David Fernández se muestra todavía sorprendido, no tanto por cuánto cobran, sino por cómo lo hacen. “Lo que es propiamente el salario suma unos 1.940 euros brutos al mes, que en función de las retenciones quedan en unos 1.500 o 1.600 euros. Esto, de entrada, puede incluso parecer poco, pero la trampa viene después. A cada diputado le corresponden mensualmente 270 euros en concepto de gastos de representación que a día de hoy no sé muy bien qué son, y que además no hay que justificar de ningún modo; se cobran y punto. Ylo más grave son las llamadas ayudas de costes, cantidades ligadas a la actividad parlamentaria: viajes, gasolina, pernoctaciones, etc. Esto asciende a unos 2.600 euros al mes, que tampoco hay que justificar; también se cobran, sean necesarios o no. Hay muchos diputados que están en su casa, que no aparecen por allí, y que sin embargo ingresan estas cantidades igual que el diputado que sí hace ese gasto porque viaja, se mueve y trabaja”. Cualquiera que tenga una calculadora a mano puede hacer la cuenta, que asciende a cerca de 5.000 euros, de los que solo se declara a Hacienda la parte correspondiente al salario.
Sorprende, en todo caso, la naturalidad con la que David Fernández desglosa las cuentas en un pos-it. “Hay quien dice: hombre, eso no se cuenta por ahí. Pero yo se lo conté a mis vecinos en el bar de mi pueblo porque creo que es la única manera de saber qué opina sinceramente la gente. Y no les hizo ninguna gracia”, apostilla.
David Fernández, junto a Yolanda Díaz (EU) y Xosé Manuel Beiras, durante un acto de campaña
El futuro de la coalición más allá del 21-O
Alternativa Galega de Esquerda nacía poco más de un mes antes de la celebración de los comicios autonómicos como un frente anticapitalista encabezado por Xosé Manuel Beiras y en el que confluían distintas sensibilidades políticas ─Anova, EU, Espazo Ecosocialista, Equo─ con el objetivo común de desalojar del Gobierno autonómico a Alberto Núñez Feijóo. Si bien eso no fue posible, el éxito resulta incuestionable: 9 diputados, 14% de los sufragios emitidos y resultados notables en las grandes ciudades gallegas que le llevaron a superar a PSdeG-PSOE y BNG. Vencidas las dudas y reservas iniciales de muchos acerca de esta unión aparentemente artificial, AGE parece conformar un todo uniforme en el día a día parlamentario.
P: La coalición se presentó como coyuntural ante una situación de emergencia, ¿qué recorrido tiene pasadas las elecciones?
R: A nivel parlamentario la sintonía es total. A la vista está que fue una herramienta útil; hay mucha gente que considera que debe ser una referencia en el futuro de la izquierda en Galicia. Ahora bien, yo no puedo asegurar qué va a pasar, pero por lo menos mantendremos el trabajo parlamentario conjunto durante los cuatro años que marca el mandato ciudadano. Creo que sería interesante seguir trabajando para aglutinar fuerzas de la izquierda real no capitalista para echar del poder a estos bárbaros.
P: A pesar de las dificultades para llegar a acuerdos a día de hoy, ¿sería posible incluir al Partido Socialista en un gran bloque de izquierdas?
R: Hablo a nivel personal porque no estoy facultado para hacerlo en nombre de la organización en la que milito. El Partido Socialista tendría que pedir mucho perdón a la sociedad por todo el daño causado, el último navajazo fue la reforma constitucional. En los últimos años se convirtió en un partido liberal europeo más, y muchos militantes no se sienten representados con esa política, sino que comparten una parte sustancial de nuestros postulados. Si en el Partido Socialista son capaces de reconvertirse en un partido socialdemócrata clásico que defiende lo público por encima de lo privado y lo que decidan los ciudadanos por encima de las oligarquías financieras, y así lo expresan y lo practican, podría llegar a crearse en el futuro una especie de Frente Popular. Pero insisto, esto es una opinión personal mía.
P: ¿Cuánto daño hizo internamente al BNG la etapa del bipartito y cómo una organización política cuyo atractivo es no haber ejercido nunca el poder se puede permitir permanecer siempre fuera de los ámbitos de decisión?
R: El bipartito no fue la causa de la ruptura del BNG, yo era partidario de formar parte del bipartito y se hicieron muchas cosas bien. El problema fue traicionar a la gente que nos había apoyado siempre, eso es algo que no se puede hacer. Algunos llegaron a diputados o conselleiros y creyeron que lo sabían todo acerca de todo, sin apoyarse para gobernar en la gente que confiaba en ti. En Vigo dejó de hablarse con la gente que nos había llevado al poder para relacionarse con el empresariado, que en privado nos menospreciaba. Entrar en un Gobierno no es malo siempre que no suponga renunciar a las políticas que te han llevado hasta ahí. Por ejemplo, para el BNG hubiera sido mejor salir del Gobierno gallego en lugar de aprobar el plus de los altos cargos. Hay ciertas líneas rojas que no se pueden traspasar nunca.
De la universidad al escaño
Ciertamente, cuesta imaginar a este hombre tranquilo, de hablar quedo, enfrascado en una disputa parlamentaria agria cargada de reproches y exabruptos. La decepción con la realidad parlamentaria de la que hablábamos antes es más fácil de entender si nos ponemos en la piel del docente o del investigador que trata de dar respuesta razonada y calmada a las dudas de un grupo de alumnos. Indudablemente, la vida le ha cambiado a David Fernández Calviño, aunque trata de mantener ciertos hábitos. “Para mí es importante acercarme de vez en cuando por la universidad aunque sea para tomar un café y charlar con la gente, o ir al bar de mi aldea”, comenta. Esto, a nivel personal, porque en el plano político la actividad es incesante. De hecho, reconoce que “es mucho más fácil hacer política desde el despacho, y se puede trabajar muchísimo desde allí, pero si no estoy en contacto con la gente sé que puede llegar un momento en que lo que yo crea que son los problemas de la gente, ya no lo son”.

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