domingo, 21 de septiembre de 2014

Cayo Lara: “Pan, techo, trabajo, cultura y salarios dignos, ese es nuestro proyecto de país”.

“La historia del PCE es la historia de sus alianzas”. Con esta declaración, el Secretario General del PC de Andalucía, José Manuel Mariscal, quien actuó de moderador y presentador del acto, iniciaba el conjunto de declaraciones que sobre la convergencia y el proceso constituyente desgranaron durante casi dos horas los dirigentes del Partido, la UJCE e Izquierda Unida: Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Anabel García y Cayo Lara. Y sumado al reconocimiento de la vocación unitaria y de construcción de alianzas de los comunistas españoles, reivindicó Mariscal el papel de centralidad de la clase trabajadora como constructora de un nuevo país.

Los intervinientes advirtieron que el resquebrajamiento del modelo bipartidista, alumbrado tras las pasadas elecciones europeas del 25 de mayo, ha abierto la perspectiva de empoderar a la mayoría social frente a la minoría oligárquica que decide sobre la vida y el destino de miles de personas.

Se abre imperiosamente la necesidad de un nuevo modelo de país, tras el proceso que algunos llaman destituyente, llevado a cabo por los poderes económicas y su expresión bipartidista contra la Constitución del 78, con su reforma del artículo 135 de la C.E. que prioriza el pago de la deuda sobre cualquier otro tipo de necesidad social; contra el Estado social, con su desmantelamiento de lo público; con un 90% del P.I.B, como recordó Yolanda González, comprometido en el pago de una deuda que no es nuestra; con unos organismos internacionales que no se presentan a las elecciones y que deciden contra la mayoría social. Estos tiempos de excepción y de suspensión de derechos son también tiempos de ruptura, de ganar la batalla, contra los que nos roban la vida, las casas…, afirmó Yolanda. Así pues, declaró la Coordinadora Nacional de Esquerda Unida en Galicia, es el tiempo de la unidad popular y del proceso constituyente.

La clave de las alianzas, declaró la camarada gallega, reside en ver quién es el sujeto constituyente, caminar con aquellos que quieren derrocar el régimen y hacerlo sobre un programa basado en la paz como requisito de entendimiento en las relaciones internacionales; con una economía al servicio de los ciudadanos; con la exigencia de ejercitar ante los tribunales los derechos reconocidos; de petición de cuentas a los cargos públicos; de derechos culturales y tecnológicos y de solventar el debate territorial con el reconocimiento del derecho de autodeterminación.

Abundando en el programa que habrá que servir de base al proceso constituyente, Alberto Garzón adelantó que el nuevo modelo de democracia que habrá que constituir tendrá que estar basado en la soberanía popular, lo que implica a su juicio la abolición de la monarquía y la instauración de una República; tendrá que estar basado igualmente en la democratización de la economía y el poder y en la prohibición de privatizar servicios públicos. Para todo esto, declaró el diputado de Izquierda Unida, tenemos la intención y la necesidad de converger. Denunció a aquellos que pretenden construir un relato falso de lo que somos, y afirmó que en el ADN de Izquierda Unida y el PCE está la construcción de bloques populares.

En el mismo sentido se pronunció Anabel García, quien tras desgranar la calamitosa situación de precariedad laboral y de falta de perspectivas que afronta la juventud, declaró que la gran consigna es la unidad popular y la coordinación de todos los espacios de poder popular, pero de un poder popular que dispute el poder, no dinámicas electoralistas que nos hagan abandonar la calle, sentenció la Secretaria General de la UJCE.

Porque una cosa es el gobierno y otra el poder, continuó Anabel. Las instituciones son una herramienta, pero sin organización en la calle no tenemos nada que hacer, declaró, para objetar finalmente que lo que no debería ser el proceso constituyente es meros acuerdos entre partidos políticos.

La secretaria de la UJCE cerró su intervención con un llamamiento a la participación en las marchas de la dignidad que tendrá lugar a finales de noviembre.

Firme, claro y contundente fue finalmente el discurso del Coordinador General de Izquierda Unida Cayo Lara. Denunció las últimas perlas en materia privatizadora llevadas a cabo por el gobierno del PP durante las vacaciones estivales: Registro Civil, AENA…y varios ejemplos más de como el ejecutivo sigue trabajando para la oligarquía.

Denunció la falacia de la regeneración democrática anunciada por los populares, de la que lo único que busca el gobierno es sacarse una foto con nosotros, declaró. Falacia ya que no puede haber regeneración democrática de un gobierno que rechaza todas las comisiones de investigación propuestas por IU en el Parlamento, de un gobierno y un partido de gobierno que amparan la Gurtel y sus 200 imputados y de la que el PP no asume ninguna responsabilidad política.

Lara explicó que el resultado de las elecciones europeas del 25 de mayo había puesto nervioso al poder económico, lo cual entre otras cosas es lo que había precipitado la abdicación del Rey. Ese nerviosismo, provocado también por los buenos resultados de nuestra formación tiene consecuencias sobre nosotros, explicó Cayo: cada vez que Izquierda Unida supera el 10% de votos, tenemos un problema, ironizó, y pasó a relatar a continuación los distintos episodios de la trayectoria del PCE primero y de IU posteriormente en los que se provocaba intencionadamente un quiebro en la organización tras un despunte político y organizativo que podía resultar amenazante. Levantó encendidos aplausos entre la militancia asistente cuando recordó que tras la lucha antifranquista heroica del PCE vino el ostracismo; que cuando en 1996 con Julio Anguita se obtuvieron los mejores resultados por parte de Izquierda Unida, qué casualidad, ironiza nuevamente, un grupo, refiriéndose a Nueva Izquierda, quiebra la organización para pasarse al Partido Socialista. Y ahora, apuntó Lara, tras las últimas elecciones, que hemos triplicado nuestros resultados, hay gente en la organización que piensa y dice que nuestros resultados han sido un fracaso. Nuestros votos son tan dignos como los de los demás, concluyó.

Para Cayo, lo fundamental de este proceso es el golpe asestado al bipartidismo y denunció los intentos de presión y de guerra psicológica por parte también de algunos medios de comunicación que tratan de crearnos complejos y dudas existenciales que nos hagan dar el voto a otros. ¿Es que los medios de comunicación no tienen propietarios?, preguntó Lara al auditorio despejando la posibilidad de una cándida e ingenua intencionalidad por parte de esos medios.

Fue entonces cuando Cayo apeló al patriotismo y orgullo de organización y sentenció para los buenos entendedores que lo que no consiguió el franquismo no lo iban a conseguir las encuestas. Apeló también a la necesidad de la unidad interna, que metafóricamente llamó orquesta, para la que dijo que tenemos una sinfonía que se llama socialismo. Declaró que hemos alcanzado una cierta hegemonía pero que aún tenemos campo, recordando que hay varios millones de personas que no votaron.

Apeló a nuestro, proyecto, ideología y dignidad como organización, de la que declaró con entusiasmo contagioso para el público asistente que aquella no estaba en venta. Apeló al entendimiento con otras fuerzas pero siempre sobre la base de programas, en un proceso de abajo arriba, con todos aquellos con los que hemos luchado en las calles, dijo Cayo, y añadió aún más, también para buenos entendedores: hay que crecer, sumar, pero con la identidad de cada uno, respetando la dignidad y la identidad de cada uno.

Para culminar recordó las movilizaciones de las Marchas de la Dignidad que tendrán lugar a finales de noviembre. Vamos a estar en las marchas porque somos marchas, declaró. Pan, techo, trabajo, cultura y salarios dignos, cerró finalmente, ese es nuestro proyecto de país.


Fuente: mundoobrero.es

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