lunes, 13 de octubre de 2014

Bánksters.

BánkstersCuando se cumple un año de la comparecencia de Rodrigo Rato –exministro del gobierno del PP de Aznar y expresidente de Bankia- en el Parlamento de Cataluña –en la Comisión de Investigación sobre las Cajas de Ahorro- donde fue increpado por el diputado de las CUP, David Fernández, que le enseñó una sandalia como imagen de desprecio y le dijo, claramente, que era un gánster, acaba de salir publicado por ElDiario.es el extracto de sus gastos personales en las llamadas “tarjetas negras”, tarjetas de crédito en negro que tenía como consejero de Caja Madrid y Bankia.
Los extractos no dejan ningún lugar a dudas sobre los usos que dio Rato a su tarjeta: bebidas alcohólicas, bazares, billetes de avión, dinero en metálico, tiendas de diseño, marisquerías, salas de fiesta, etc…
Estos gastos, junto a los del resto de consejeros de Caja Madrid y Bankia, y la de otros miembros de la casta económico-bancaria, ponen de manifiesto la realidad de la estafa de la crisis actual. Un latrocinio, un fraude, el desfalco a las arcas públicas, el pillaje de las élites económicas, el robo, la rapiña más descarada, un timo gansteril.
Los anglosajones han acuñado un término que aquí nos viene como anillo al dedo. El economista Murray N. Rothbard popularizó el término “bánkster” de la contracción entre “banquero” y “gangster” que en su uso popular más reciente, a menudo, se refiere a las fuerzas de Wall Street o para aquellas personas en la industria de servicios financieros que se enriquecen a pesar del continuo empobrecimiento de los que dependen de sus servicios, y a pesar de su aparente incapacidad para tener éxito en los negocios sin la ayuda constante del gobierno.
La actividad tramposa de estos “bánksters” son los que han puesto en cuestión el sistema económico imperante. La izquierda alternativa no puede ofrecer una nueva economía moral sin variar los modos de hacer desde el poder, de organizar la sociedad, de entender la política y de ejercerla. La actual desafección de la ciudadanía de la política y los políticos tradicionales no es solo -que no es poco- por el espectáculo lamentable de la corrupción política y económica del sistema, sino por la escasa diferencia en las actuaciones de los políticos de la derecha y la izquierda tradicionalmente mayoritaria, cuando están en el gobierno, que repiten los modelos, comparten el sistema económico-ideológico que conforma la sociedad de mercado y pactan las grandes decisiones estratégicas para la consolidación del sistema. Utilizan ambos las puertas giratorias para pasar del poder político a los consejos de administración de las grandes empresas de la oligarquía económica para volver al poder político al servicio del poder económico.
Esperemos pues que los “bánksters” paguen sus delitos en los tribunales y esperemos que podamos organizar una nueva sociedad sin la presencia de personajes de esa calaña. Con el poder de la gente, las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales de este próximo año, nos han de servir para plantear un cambio definitivo en el que los ciudadanos recuperen el poder.
Fuente: verdes.info

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