viernes, 31 de mayo de 2013

Joan Mena: "El fracaso escolar es también un elemento de lucha de clases y su erradicación una necesidad de cohesión social"

El portavoz de ICV en la Comisión de Enseñanza y Universidades dice a la consejera Rigau que las políticas educativas adecuadas contra esta lacra son "una asignatura pendiente de su gobierno y una necesidad extrema de nuestra sociedad" y presenta 7 propuestas para hacerle frente

Intervención del diputado Joan Mena, portavoz de ICV-EUiA en la Comisión parlamentaria de Enseñanza y Universidades

Buenas tardes, señora Consejera. Desde el grupo de ICV-EUiA consideramos que uno de los principales objetivos de la Conselleria de Enseñanza debería ser el de establecer mecanismos efectivos de lucha contra el fracaso escolar. Porque, hoy, luchar contra el fracaso escolar es una herramienta potente para garantizar la cohesión social en nuestro país. Más necesaria que nunca.

Es cierto que, los porcentajes de fracaso escolar, lamentablemente, se han mantenido estables desde 1995 tanto en Cataluña como en el conjunto del estado. Y también es cierto que los alumnos catalanes, como los del conjunto del estado, casi doblan la media europea de fracaso escolar que el año pasado estaba situada en el 14%.

Por tanto, señora Consejera, si esto ocurría con una inversión educativa como la que teníamos, con una gestión del personal docente como la que se practicaba y con unos programas de cohesión social de los que hablaré más adelante, nos preocupa de qué manera sus recortes , la recortes de CiU, y los recortes del gobierno central pueden impactar en el fracaso escolar de nuestros alumnos. Como usted sabe, sin embargo, esto no lo averiguaremos, como mínimo, hasta dentro de ocho años que es el periodo que, según los expertos en pedagogía, se pueden evaluar las incidencias de las políticas contra el fracaso escolar.

A estos datos que usted ha dicho, el grupo de ICV nos preocupa un aspecto fundamental: donde sociológicamente está ubicado el fracaso escolar. Y es un parámetro que lo tienen bastante detectado los expertos en esta materia. Sin ir más lejos, el informe sobre el fracaso escolar de la FEDAIA (de febrero de 2012) destaca que los factores determinantes que condicionan el riesgo de fracaso escolar son el nivel socioeducativo de los padres, el origen étnico o de procedencia y el sexo los alumnos. De estos tres parámetros, el más revelador es el del empleo y el nivel socioeducativo de los padres. Según este informe, mientras los hijos de familias sin estudios tienen un riesgo de fracaso escolar del 63%, los que han nacido en un entorno de estudios primarios baja hasta el 41% y en las familias con estudios universitarios baja aún más hasta el 20 %. Esto tiene sus equivalencias en las clases sociales. Según el informe, los adolescentes de clase trabajadora presentan un 45% de riesgo de fracaso escolar frente al 23% de los hijos de familias de clase media. Por lo tanto, el fracaso escolar es también un elemento de lucha de clases y su erradicación una necesidad, como decía antes, de cohesión social.

Si hasta ahora estos datos eran preocupantes, desde 2008, por los efectos socioeconómicos de la crisis, son alarmantes. Supongo que es usted consciente, señora Rigau, de la combinación socialmente letal que representan estos datos y tendencias sobre el fracaso escolar y la cifra de paro, y especialmente de paro juvenil, que sufre Cataluña que según los datos del primer trimestre de Idescat afecta al 77,3% de los jóvenes entre 16 y 19 años, y sobrepasa el 47% en los jóvenes de entre 20 a 24 años. Por tanto, las políticas educativas adecuadas contra el fracaso escolar son una asignatura pendiente de su gobierno y una necesidad extrema de nuestra sociedad.

Y es que en estos meses de gobierno, junto con la legislatura pasada, las medidas que usted ha aprobado como Consejera en el ámbito educativo son totalmente contrarias a lo que recomiendan las instancias españolas y, incluso, internacionales. 

Y le pondré algunos ejemplos: 
·        Según el informe de infancia en Cataluña de UNICEF, en cuanto a los derechos relativos a la educación recogidos en los artículos 28, 29, 30 y 31 de la Convención sobre los derechos del niño, hay que especificar que más allá del derecho a la escolarización obligatoria. Por tanto, estos derechos incluyen la educación de 0-3 años, el derecho al juego como elemento pedagógico, al descanso ya las actividades recreativas y culturales.No hace falta que le explique, señora Rigau, que la política de su gobierno ha sido justamente lo contrario: han rebajado hasta un 52% el destino presupuestaria en las guarderías, han eliminado las ayudas a las AMPA para poder organizar actividades extraescolares y se han cargado los programas educativos de entorno que facilitaban la apertura del centro educativo en horario no lectivo con el objetivo de acercar al alumnado a las actividades recreativas y culturales, entre otros.

·        Dice el mismo informe que en Cataluña hay que señalar diferencias de acceso a los diferentes niveles educativos, desigualdades en las condiciones de escolarización derivadas de la segregación escolar y desigualdades en los resultados educativos que afectan a los colectivos más desfavorecidos. La manera para evitar esto, señora Rigau, es a través de becas y ayudas a la escolarización y fomentando una escuela inclusiva. Por el contrario, su gobierno ha reducido la partida destinada a becas y ayudas afectando de forma considerable las familias más desfavorecidas y mantienen las políticas de segregación garantizando los conciertos, por ejemplo, con escuelas que segregan los niños y las niñas. Su gobierno, señora Rigau, si ya teníamos una situación previa de discriminación en cuanto a política de becas y ayuda respecto a otros países de nuestro entorno, la situación actual es claramente vergonzante.

·      Según el informe sobre el papel de los gobiernos locales elaborado por el Departamento de Sociología de la UAB y editado por la Diputación de Barcelona en enero de 2012, el fracaso escolar en Cataluña se encuentra especialmente concentrado en los grupos sociales socioeconómicamente más desfavorecidos. Por el contrario de establecer políticas que eviten esta situación, sus políticas han tendido a ser genéricas y universales y no han actuado sobre estos colectivos concretos. Y esto lo han hecho imposibilitando la necesaria tarea de tutoría individual, incrementando las horas lectivas del profesorado que ha impedido una atención de mayor calidad y el hecho de tener 3000 profesores menos para casi 20.000 alumnos más ha provocado que muchos centros tengan que prescindir de los desdoblamientos que son pieza clave en el fracaso escolar, especialmente en cuanto a la atención de las materias instrumentales.

Podría seguir, señora Rigau, con más ejemplos de cómo sus políticas no van en la línea de lo que recomiendan las instancias educativas para atacar el fracaso escolar.

Sin embargo, desde ICV-EUiA le gustaría plantear siete retos y, por tanto, tres propuestas: 

1    1. La estrategia contra el fracaso escolar debe constar de tres fases importantes: la de diagnóstico, de priorización y la de planificación. Es vital establecer unos mecanismos adecuados de detección del fracaso escolar. Una vez elaborada la diagnosis preciso desplegar, priorizar y planificar el despliegue de dispositivos o programas de lucha contra el fracaso escolar. En este sentido, proponemos la creación de un Observatorio contra el fracaso escolar que garantice la adecuación de estas tres fases en la aplicación de políticas públicas contra el fracaso escolar.

    2.  Actuar de forma preventiva en la educación primaria y garantizando la etapa 0-3 años como etapa educativa, dado que está claramente contrastado que los niños y niñas que han tenido acceso a esta etapa obtienen mejores resultados de aprendizaje.

3   3. Crear espacios complementarios con las familias potenciando su papel   para garantizar la vinculación y la participación en la educación de los hijos.

4   4. Promover la atención personalizada al alumnado en función de sus necesidades, y recuperar, por tanto, las horas previstas para la tutoría individual y ayudar a que los centros puedan organizarse con los desdoblamientos necesarios, especialmente en las asignaturas instrumentales.

     5. Previendo que, si se aprueba la LOMCE, estas supondrá una segregación temprana del alumnado, hay que prever mecanismos para facilitar una segunda oportunidad a todos los alumnos para posibilitar el retorno al sistema educativo formal (adaptaciones curriculares, PCPI, ciclos formativos, la incorporación de los profesionalizadores que prevé la LEC, la transacción de un ciclo a otro, etc).

6   6. Potenciar el papel los ayuntamientos en la lucha contra el fracaso escolar. Por ser la administración más cercana y más conocedora de la realidad social y territorial, el mundo local debemos situar en el primer plano de la lucha contra el fracaso escolar. Existe ya un amplio catálogo de experiencias y dispositivos con este objeto: planes locales de apoyo a la escolarización, programas de apoyo a las familias, los programas de transición escuela-trabajo, la oferta de PCPI, el apoyo a los Proyectos Educativos de centro, la oferta de extraescolares o los planes de entorno, entre otros. Señora Rigau, fomente de forma dialogada y consensuada con los ayuntamientos, estos programas porque son los que han demostrado claramente su incidencia en la lucha contra el abandono escolar o el absentismo.

7    7. Y séptima y última propuesta. Son seis medidas, las anteriores, que se podrían concretar en una única que es la presupuestaria. Supongo señora Rigau, que usted sabe que para poder hacer todo esto necesita presupuesto. En este sentido, hacemos nuestra la propuesta que UNICEF fue en 2012 a la Generalitat de Catalunya que pedía proteger y, en la medida de lo posible, intensificar el presupuesto en educación no universitaria hasta equiparar los recursos públicos a la media europea. Sólo con esta medida combatiremos el fracaso escolar, si no aplicamos esta inversión presupuestaria podremos hablar en prosa o en verso sobre el fracaso escolar que no lo evitaremos.
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      Fuente: euia.cat

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