domingo, 26 de mayo de 2013

Europeas 2014: un nuevo Frente Popular. (Artículo de Yolanda Díaz, Jorge García Castaño y Hugo Martínez Abarca)

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Hasta hace dos años cualquier persona que observara a nuestro pueblo se preguntaba por qué no estaba en la calle protestando. Casi habíamos llegado a los cinco millones de personas en paro y el gobierno del PSOE ya llevaba un año de shock neoliberal (recortes sociales, reforma laboral regresiva, retraso de la jubilación…) como expresión del secuestro de la soberanía popular entregada a los poderes financieros y políticos internacionales. El 15 de mayo de 2011 empezó a producirse una respuesta popular que en estos dos años ha cuajado en múltiples expresiones de profunda repolitización y, sobre todo, de denuncia de la apropiación ilegítima del poder por unas élites económicas y políticas cuando el poder sólo lo ejerce legítimamente el pueblo.
No es cierto, como nos dicen desde el poder, que en la sociedad esté triunfando la antipolítica. Ese lamento es el equivalente al cínico “todos son iguales” que usan los corruptos para difuminar sus responsabilidades. Lo que está sucediendo en nuestras ciudades y pueblos es precisamente lo contrario, una profunda repolitización, la implicación en los asuntos colectivos de miles y miles de ciudadanos y ciudadanas que se niegan a ejercer de súbditos. Es este proceso de repolitización el que está construyendo un nuevo bloque social y el que abre la posibilidad de que se convierta en hegemónico.
Lo que está en caída libre no es la política sino unas concretas instituciones políticas que han secuestrado la política para exprimir al pueblo a beneficio de unas élites felonas. No son sólo las encuestas las que evidencian que ya nadie siente como propias las instituciones que nos han traído hasta aquí. La podredumbre alcanza a todas las instituciones vertebradoras del actual régimen empezando su vértice, la Casa Real, continuando por el partido en el gobierno, el PP, el Poder Judicial,… Junto a las instituciones españolas, la Unión Europea se ha revelado como lo que siempre se denunció desde la izquierda: un actor no democrático que usa un ideal más o menos internacionalista para arrebatar soberanía a los pueblos entregándosela al capital internacional, nunca construyendo una nueva soberanía popular europea. Mientras en las encuestas las instituciones percibidas como instituciones del régimen son brutalmente rechazadas, vemos como las formas populares de protesta y propuesta gozan de un inmenso apoyo: incluso ante la criminalización más grotesca por parte de gobernantes y medios de comunicación afines, los movimientos sociales y sus instrumentos de acción gozan de un apoyo que nunca baja del 70%. No hay antipolítica, sino rechazo a la vieja política y necesidad de alternativa política. Es una gran repolitización.
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No hay solución a la crisis que no pase por el impago de la deuda ilegítima y la renegociación de buena parte del resto de la deuda. Ello resulta imposible con gobiernos e instituciones títeres como los que tenemos y que nos condenan a los pueblos del sur de Europa a una crisis sin fin, imponiéndonos como medicina lo que no es más que un instrumento de dominación y de perpetuación de la crisis. Su plan para el sur de Europa es convertirnos en países en vías de subdesarrollo que sean funcionales al capital de la metrópoli como lo era América Latina hasta que salió de su crisis de la deuda con profundos cambios políticos, recuperación de la soberanía popular y, en lógica correspondencia, puesta de la economía al servicio de sus pueblos (todo ello, por cierto, estableciendo lazos y construyendo instituciones entre los pueblos americanos mucho más solidarios, fraternales y legítimos que el yugo en el que se ha convertido esta Unión Europea).
La crisis económica va intensamente ligada a un aparato político-institucional que puso el país al servicio del capital. No hay solución a la crisis económica que no pase por una solución a la crisis de régimen político y desde la izquierda ello sólo puede pasar por un proceso constituyente que dé la voz al pueblo, para que conquiste el control sobre los espacios políticos, incluida la economía. Eso es la democracia; eso es el socialismo.
Leíamos hace poco en un artículo de uno de los grandes referentes de nuestra izquierda, como es Agustín Moreno, la propuesta de intentar convertir las próximas elecciones europeas (2014) en un 12 de abril de 1931, cuando un vuelco en unas elecciones municipales fueron el empujón definitivo a un régimen putrefacto y antidemocrático que estaba en descomposición y comprobó también en las urnas que no gozaba de apoyo popular. Los paralelismos con las próximas europeas son claros y la relevancia de la cita aumenta si, además, tenemos en cuenta que será el inicio de un ciclo electoral en el que habrá elecciones generales, municipales y, en buena parte del Estado, autonómicas.
El reto electoral de las europeas es en primer lugar para las organizaciones políticas, para todas las que se opongan a este régimen del saqueo, pero muy especialmente a la que por su tamaño, Izquierda Unida, más tiene que arriesgar y más generosa le toca ser para no conformarse con importantes subidas electorales sino apostar por transformar la sociedad ahora que, como nunca, no sólo es posible sino que es radicalmente urgente. Para ello deberíamos interpelar con la altura de miras que la Historia demanda a movimientos sociales, partidos, plataformas, sindicatos, mareas y cuanto actor político, social o cultural sea posible para intentar elaborar candidaturas conjuntas que claramente se dirijan a cambios profundos, un polo democrático que no sólo recupere lo que nos están robando sino que construya un nuevo país y una nueva Europa dado que la vuelta a la situación de supuesta opulencia que nos trajo a la crisis no sólo no es deseable (entre otras razones porque encerraba la semilla de la crisis) sino que es imposible.
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Ello exige también altura de miras y sentido de la responsabilidad histórica por parte de esos movimientos, partidos, plataformas… Toca distinguir entre lo importante y lo anecdótico. Seguro que hay dificultades y diferencias que hagan difícil la confluencia pero lo importante, lo urgente, es poner en marcha una opción de cambio profundo con posibilidades reales de alternativa a un bipartidismo en feliz caída libre. Apelamos a la memoria de un país en el que incluso hubo ministras anarquistas porque entendieron que la Historia exigía apartar las diferencias menores para combatir al fascismo. Hoy felizmente no padecemos bombardeos fascistas, pero sí estamos ante un reto histórico de construir democracia frente al saqueo de unas élites, frente al fascismo del siglo XXI.
Con más de seis millones de parados y sin que el poder ofrezca siquiera promesas mentirosas de que bajará el paro; con una corrupción muy generalizada y puesta al servicio del saqueo económico; con un desmontaje de todos nuestros derechos sociales y democráticos… no tendríamos perdón si no ponemos toda nuestra generosidad e inteligencia para construir colectivamente un polo democrático que permita desde el próximo proceso electoral acabar con la podredumbre y el saqueo. En 2014 la elección debe ser clara: pueblo o élites. Está en nuestra mano.

(1) Yolanda Díaz es coordinadora nacional de Esquerda Unida y diputada de AGE en el Parlamento Gallego.

(2) Jorge García Castaño es concejal de IU en el Ayuntamiento de Madrid.
(3) Hugo Martínez Abarca es miembro del Consejo Político Federal de IU.

Fuente: lamarea.com

Willy Meyer en el programa 'Europa 2013'


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