Con Esto tiene arreglo, Alberto Garzón Espinosa, diputado por Málaga en la lista de IU, hace una reflexión entorno a la situación actual con el estallido del 15-M. El libro explica los motivos y los distintos caminos que nos han llevado hasta aquí, inmersos en una grave crisis global, económica, política y ecológica que parece no tener fin.
En su libro afirma que, hoy en día, la transformación del capitalismo es más necesaria que nunca. Si hoy recibimos lo peor del sistema capitalista, ¿habría algo que podríamos conservar de este sistema?
Sin duda, el capitalismo es un sistema concreto para organizar la producción, distribución y consumo de una sociedad humana. Desde luego superar el capitalismo significa encontrar otra forma de organizar dichas actividades, pero no se puede superar sin mantener determinadas instituciones que aunque se insertan en el capitalismo no son capitalistas per se, como el parlamento. Una sociedad post-capitalista tiene que ser una sociedad profundamente democrática, y debe construirse sobre la base del capitalismo existente.
¿Qué principios debe seguir toda economía en una sociedad?
En mi opinión el principio de redistribución y justicia social, que es el que permite que la solidaridad se institucionalice, es decir, que sea obligatoria y evitemos que nuestra sociedad sea una ley de la selva económica.
¿Qué futuro le espera a esta relación político-empresarial que fundamenta el lema de “no nos representan”?
Desgraciadamente estamos viendo cómo se profundizan los lazos entre políticos y empresarios en el poder, sobre todo con los empresarios financieros. Pero esto está agravando la crisis, porque toman decisiones de política económica que afectan negativamente a la economía. Por lo tanto, la gente ve fortalecido el sentimiento de falta de representación política. Y con razón.
¿Se han convertido los agentes financieros en el reflejo de una falta de moral?
Los agentes financieros son inmorales por definición, porque la lógica que les mueve es la de la rentabilidad y el beneficio. Si es rentable crear una empresa solidaria, la crearán, y si es rentable destruirla, la destruirán. El capitalismo, más generalmente, no tiene valores ni principios en su lógica.
En “Esto tiene arreglo” expone que la democracia es una de las víctimas más graves de esta crisis. ¿Existe algún resquicio de esperanza?
Por supuesto, y movimientos sociales como los del 15m reflejan que la ciudadanía está deseando cambiar el sistema político a la vez que el sistema económico. En tiempos de crisis se abren brechas en el sistema que permiten que nazcan nuevas formas de comprender la política y la economía, y por ahí es donde está la esperanza.
¿Es la movilización social del 15-M la semilla de un mundo nuevo?
Yo creo que el 15m simboliza que hay mucha gente con nuevas ideas y nuevas formas de hacer y pensar la política, pero eso no significa que el 15m en sí tenga que ser el instrumento adecuado para cambiar el mundo. Este movimiento madurará y mutará, y no se sabe hacia qué. Ahora bien, las ideas permanecen.
¿Saldrá la sociedad de este proceso de “chinarización”, o por el contrario nos encaminamos a un régimen de semiesclavitud económica?
Eso dependerá de lo que la sociedad quiera, de si es capaz de movilizarse con fuerza para cambiar esta tendencia impuesta por los más poderosos. En todo caso, de mantenerse esta dinámica, efectivamente iríamos hacia un régimen de semiesclavitud económica. Pero, antes de llegar a él, no me cabe duda de que la sociedad reaccionaría casi de forma instintiva. Lo que no se puede saber es en qué sentido.
¿Ha perdido el humano la independencia y el pensamiento crítico, o aún se puede cambiar el mundo?
Podemos decir que el neoliberalismo, entendido como ideología dominante, ha condicionado una forma de ver el mundo que es egoísta, individualista y conformista. En este sentido, ha existido un clima de pasividad muy notable. Pero la actual crisis hace despertar del letargo a la gente, aunque sea un proceso lento.
Fuente: IIums de la Ciutat
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