martes, 5 de marzo de 2013

Raül Romeva i Rueda: Elles i la crisi

Los recortes presupuestarios, y en particular los recortes en el gasto social, afectan a las mujeres más que los hombres. Esta es, de hecho, una de las muchas conclusiones de uno de los informes adoptados por la Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género del Parlamento Europeo. El texto deberá ser ratificado por el pleno reunido en Estrasburgo la próxima semana.
De hecho, las políticas de austeridad han tenido, entre otros, un efecto especialmente dramático en la forma de violencia contra las mujeres, podríamos incluso decir que de alguna manera lo han institucionalizada.

La resolución cuenta con varias propuestas para hacer frente al impacto de la crisis en materia de igualdad. Este es uno de los temas que vengo trabajando desde hace años, y de hecho yo mismo fui ponente de un informe similar en mayo de 2010 (La dimensión de género en la crisis financiera y la recesión económica)

En positivo, cabe destacar que el texto de la Comisión de Derechos de las Mujeres deja claro que hay que invertir en la formación permanente y crear nuevos puestos de trabajo, como en el transporte público o en las tareas del cuidado. Sin embargo, ya pesar de que junto con otros colegas hemos trabajado para conseguir un texto más contundente, la correlación de fuerzas actual en el PE no nos ha permitido ir tan allá como hubiéramos deseado desde posturas más progresistas.

Sea como sea, era necesario hacer hincapié en el hecho de que las mujeres se enfrentan a una crisis silenciosa: las medidas de austeridad y los recortes en el presupuesto público, el desempleo, el trabajo temporal y los bajos salarios afecta mucho más a las mujeres que a los hombres.

Los recortes en las prestaciones de seguridad social y el presupuesto para infraestructuras sociales, como la educación, el cuidado infantil, la salud y los servicios de atención, deja a menudo las mujeres en situación de extrema fragilidad.

Europa se enfrenta desde hace tiempo a un reto estructural: la lucha contra la pobreza, y la pobreza, hoy más que nunca, tiene rostro de mujer.

Pero la pobreza femenina no es sólo resultado de la reciente crisis económica. Hay muchos otros factores que la motivan, y la perpetúan: la discriminación y machismo contra las mujeres, las diferencias salariales entre hombres y mujeres, las diferencia en las pensiones, y la restricción de las mujeres en la esfera privada.

En el informe del Parlamento Europeo, entre otras cosas, instamos a la Comisión Europea a que deje de promover los recortes presupuestarios, especialmente en el sector público, en las prestaciones de la seguridad social y el bienestar social, la educación y los servicios de cuidado de niños y niñas. Asimismo reiteramos la exigencia de promover la iniciativa económica de las mujeres, facilitando el acceso de las mujeres a los microcréditos, así como la mejora de una política de transporte público que permita a las mujeres moverse por las ciudades y pueblos sin restricciones.

En síntesis, ya antes de la crisis aspectos como el desempleo, el trabajo precario oa tiempo parcial, los bajos salarios y la carga del trabajo en las tareas de cuidado afectaba mucho más a las mujeres que los hombres, pero el hecho de que hoy, además , como resultado de las políticas de austeridad haya institucionalizado la violencia contra las mujeres, ya que son las mismas autoridades públicas las que las discriminan aplicando las políticas de austeridad, exige una mirada específica con perspectiva de género que desgraciadamente no es frecuente en las instituciones.

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