domingo, 19 de octubre de 2014

Carlos Girbau: SOBRE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES MUNICIPALES.

Las próximas elecciones municipales son una oportunidad de transformar las luchas contra los recortes, las huelgas defensivas, las mareas o las marchas por la dignidad, así como el profundo malestar social existente en candidaturas que permitan derrotar una parte fundamental de la política neoliberal, arrebatando ayuntamientos y comunidades al PP.

Las elecciones llegan en plena crisis del régimen, una crisis azuzada por el referéndum catalán, los cambios en la ley de elección de alcaldes, la reforma del artículo 135 de la Constitución, avances durísimos en la privatización de servicios o la entrada en vigor de la LRSAL. 

Las elecciones encuentran a unos ayuntamientos intervenidos por la Administración, obligados por la deuda y en su inmensa mayoría sin dinero, cuando no en la ruina debido en gran medida a un método de financiación injusto e insuficiente. Sólo 7 de cada 100€ del Estado van a los municipios.

Nunca unos comicios son iguales a los anteriores, pero esta vez todo apunta a que los de mayo de 2015 pueden ser muy especiales.

En los últimos años, las movilizaciones y campañas que han fructificado lo han hecho cuando han hallado espacios unitarios y plurales en los que desarrollarse (mareas, marchas, cumbres sociales, PAH, etc). En este sentido, la apuesta que ha emprendido IU, junto a otros sectores, por transformar la confluencia producida en las luchas en una convergencia política debe valorarse de manera muy positiva.

La X asamblea Federal o la IX Asamblea regional de Madrid apostaron con claridad por levantar un bloque político y social que permitiera derrotar al neoliberalismo. La clave ante las elecciones será ver si IU es capaz de transformar la movilización que se producirá alrededor del voto en un paso a favor de ese bloque contra el PP y en pro del proceso constituyente antineoliberal que se defiende. La forma de construcción del programa y la confección de las propias listas son un reto y el medio para ello.

Asistimos a un momento de crisis del régimen provocada principalmente por el arrumbe de los fundamentales contrapesos sociales que permitieron el pacto de la transición y la construcción de todo el andamiaje institucional, sus reglas y procedimientos. Dicha crisis, ha acelerado un descrédito general del conjunto de las instituciones y de los instrumentos políticos y asociativos existentes hasta la fecha, incluidas las ONG.

La movilización social ha servido tanto como muestra de rechazo a los recortes como expresión de una ruptura generacional. Superarla es necesario para derrotar la política neoliberal. Las elecciones municipales deben verse también como un medio para lograr ambas cosas.

Debemos aprovechar, de ahí lo positivo de la idea de la confluencia, del bloque político y social, la capacidad de organización y propuesta de IU para transformar la movilización, participación e incipiente politización en un paso para conseguir la transformación social. De la táctica que usemos dependerá que extraigamos todo el jugo a la situación que vivimos. 

Cinco son los ejes alrededor de los cuales debemos desarrollar nuestra táctica. (1) Democracia y republicanismo (presupuestos participativos, autonomía municipal, convivencia, lucha contra leyes como elección de alcaldes, LRSAL, artículo 135, revocatorios, referéndum). (2) Igualdad (políticas sociales para combatir el empobrecimiento, vivienda y desahucios). (3)Servicios públicos (sanidad, educación, dependencia). (4)Empleo (planes de ocupación, cooperativismo, modelo de desarrollo y ecología). (5) Ingresos y gastos (política fiscal, auditoria de la deuda, contratación).

En todos los campos mencionados hay que construir una respuesta antineoliberal, muy pegada a la realidad de cada lugar y hacerlo de la manera más participativa e inclusiva posible.

Pensemos que en estos momentos organizar esa convergencia o esa expresión de bloque político y social sólo puede ser resultado de un proceso. Proceso del que la suma formal de siglas puede o no puede ser parte. Pero en todo caso, no es la única condición imprescindible.

El método de construcción de esa convergencia programática y, a ser posible, incluso de la lista es hoy en día fundamental.

En este momento, la mayoría de las fórmulas empleadas antaño para constituir acuerdos (coaliciones, sumas de siglas, etc) no son bien vistas por buena parte del sector politizado. No se trata de que las fórmulas de hoy sean mejores o peores que las de ayer, ni siquiera de las intenciones de parte de sus voces más autorizadas. Lo que resulta necesario ver es cómo superar la fractura y construir puentes en la forma y en el lenguaje, que actúen en el primer caso como lazos contra la división, y en el segundo, como medio de compresión.

La gente que quiere decidir ahora organiza “su decisión” a través de espacios en los que la unidad no se genera desde las siglas de unas fuerzas o de delegaciones y representatividades previas sino, sobre todo, a partir de las personas que participan en cada uno de esos espacios. Personas que únicamente están dispuestas a ceder la parte individual de soberanía que les corresponde a ese tipo de espacios. En lo municipal, responden a esos esquemas fórmulas del tipo Guanyem o Ganemos, pero habrá más. En la movilización social y ciudadana son las Mareas o las Cumbres Sociales las que mejor expresan esas maneras de funcionar amplias y de “todos”. Sin duda estos procedimientos no representan el remedio de fierabrás; lo que revelan es la necesidad de: (a) abrir nuestras asambleas y las formas de tomar decisiones. (b) Definir conscientemente un medio en el que el programa electoral, la respuesta a los 5 problemas planteados antes u otros, se construya con todas aquellas personas que lo deseen y en un marco regulado por normas que cada uno de ellos acepta individualmente, al margen de que sean de IU, de Podemos, del 15M, de CNT o de nada. 

Propuestas como primarias abiertas y ciudadanas, elección de la lista en procesos abiertos, confección del programa por medios participativos y sometidos todos ellos a una confluencia superior a las fronteras actuales de IU constituyen el medio práctico que nos acortará las distancias, el puente que nos hace falta.

Para nosotros generar espacios de este tipo o participar en ellos no implica disolución alguna, sino la posibilidad real de trascender, de sumar a nuevos sectores de una manera que sea compresible para ellos. No es que la forma resuelva el fondo. Lo que ocurre, es que o bien presentamos y trabajamos el fondo con otra forma, o ese fondo no llega, no avanza, no es capaz de suturar la ruptura y sobre todo, no será capaz de aprovechar todo el potencial actual de movilización electoral que ya se está produciendo para dar pasos a favor del republicanismo municipal que necesitamos.

Fuente: redes-iu

Vídeo Rescatado. Reflexiones sobre la crisis de la izquierda


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