viernes, 25 de julio de 2014

Ernest Urtasun: "La dulce droga de los subsidios bancarios".

Lamentablemente, en el caso de la UE, algunos estados miembros como Holanda, Francia o Italia ejercen de auténticos lobistas de su gran banca.

La gran banca que ha dominado el sector de los servicios financieros sufriría importantes pérdidas sin los subsidios implícitos de los que goza como resultado de las garantías de las finanzas públicas. Pero, no aún satisfechos con ello, los bancos están ahora pidiendo más dinero público para pagar sus contribuciones a los fondos de resolución que se están constituyendo a nivel nacional o, en el caso de los países miembros de la eurozona, a nivel de la Unión Europea tras el acuerdo de la Unión Bancaria que persigue proteger a las finanzas públicas de tener que volver a limpiar los agujeros creados por los bancos quebrados en futuras crisis financieras.

El Fondo Monetario Internacional acaba de calcular el valor actual de los subsidios implícitos para los bancos "demasiado grandes para quebrar" (TBTF, en sus siglas en inglés). Los bancos TBTF pueden pedir prestado casi sin restricciones y por unos tipos increíblemente bajos gracias a las garantías implícitas de los Tesoros. Están en estos momentos ahorrándose hasta 200.000 millones de euros al año porque sus acreedores tienen la certeza de que serán rescatados con dinero público en caso de catástrofe. A través de este tipo de subvenciones los gobiernos están creando un enorme riesgo moral, fomentando que los bancos aumenten su tamaño y su riesgo, creando así la semilla para la próxima crisis financiera.
Esta es la razón por la que los órganos reguladores trabajan arduamente para que la liquidación de bancos en caso de crisis bancaria se realice sin la intervención del dinero público para poner fin a estos subsidios que animan al riesgo excesivo. De ahí la importancia de la reforma estructural bancaria en la eurozona y de la credibilidad del mecanismo de resolución: ¿quién pagará el coste de la bancarrota de un banco en el futuro?
Hasta ahora la Unión Europea ha decidido que los accionistas y acreedores de un banco quebrado asuman las pérdidas por un mínimo de un 8% del balance bancario, lo que significa que responderían de esa cantidad en caso de que el banco no fuera viable. Esta es la herramienta más importante para evitar que los tesoros nacionales tengan que asumir de nuevo el coste de otra crisis financiera. Es importante recordar que durante esta crisis, aunque los bancos quebraron, sus acreedores no perdieron ni un céntimo y en muchos casos el dinero público ha terminado rescatando a accionistas millonarios. En España, según cifras oficiales del Tribunal de Cuentas, el rescate bancario le ha costado al contribuyente 108.000 millones de euros.
Durante el proceso de resolución que sigue a la quiebra de un banco - que ocurre cuando lo que tiene vale mucho menos de lo que debe - la autoridad que liquida el banco necesita habitualmente liquidez para financiar la operación de rescate y, en algunos casos, incluso inyecciones de capital. La creación de un fondo de resolución con un volumen de 70.000 millones en toda la UE, y 55.000 millones en la eurozona, tiene por objetivo cubrir esta posible demanda.
El fondo será cubierto por la propia industria bancaria. Por ello, y de espaldas a la opinión pública, los bancos están actualmente movilizados en una indecente batalla para determinar quién tiene que contribuir y con qué cantidad.
En teoría, el fondo de resolución debe funcionar como un seguro. La cuota debe depender del tamaño de las instituciones y de la probabilidad de pérdidas potenciales. Los grandes bancos deben pagar más que los bancos pequeños (por el volumen de las pérdidas potenciales) y los que asuman más riesgo deben pagar más que bancos más conservadores (por la probabilidad de las posibles pérdidas). La agencia de resolución norteamericana Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) cobra 2,5 centavos por cada 100 dólares en el balance para aquellos bancos con menos riesgo y 45 centavos para los que tienen más riesgo.
Lamentablemente, en el caso de la UE, algunos estados miembros como Holanda, Francia o Italia ejercen de auténticos lobistas de su gran banca. Están tratando de limitar las penalizaciones para la banca más grande y con más riesgo de tal forma que bancos con el menor riesgo tengan que pagar un 80% de la cuota media y los que asumen mayores riesgos el 120%. Este diferencial es absurdamente bajo: un factor de 1,5 veces mientras que en EEUU el factor es de 18 veces.
Con estos diferenciales tan bajos, los bancos más modestos estarán implícitamente subvencionando el comportamiento de riesgo de los TBTF creando exactamente la clase de riesgo moral que provocó la crisis de 2008. Esto es sencillamente inaceptable.
Al contrario, este sistema de seguro debería ser construido de tal manera que incentivara el buen comportamiento. De la misma forma que queremos gravar el CO2 para internalizar los efectos externos del cambio climático, queremos una tasa que internalice los efectos externos del riesgo asumido de desestabilización financiera. Así que el modelo de negocio de la banca, la estabilidad de su posición financiera, su posición de activos, su nivel de interconexión con otros bancos y otros varemos que no pueden ser manipulados deben ser usados para medir el riesgo bancario. Más importante aún, el diferencial de cuota entre los bancos con riesgo y los que no tienen riesgo debe ser de una magnitud significante como lo son en los EEUU bajo las normas que rigen en el FDIC.
El lobby masivo de los bancos TBTF contra una cuota justa y socialmente responsable es indecente hasta decir basta. Además, en opinión del Grupo Verdes/Ale en el Parlamento Europeo el fondo de resolución es demasiado pequeño y dejaría a los tesoros bajo riesgo.
Los 55.000 millones serán pagados al fondo en los próximos ocho años más algunas inyecciones adicionales requeridas. Eso significa una contribución anual de 6.900 millones de euros. Los 124 mayores bancos que están bajo la supervisión del Banco Central Europeo poseen el 85% de todos los activos bancarios de la eurozona. El hecho de que estos bancos paguen el 85% o el 100% de los 6900 millones de euros del fondo de rescate es una cuestión muy marginal comparada con los 200.000 millones anuales de subsidios implícitos puestos a su disposición. El aumento de la cuota por el factor de riesgo adicional es una gota en el océano cuando hablamos de reducir las ventajas competitivas totalmente intolerables que estos subsistidos les dan en relación a la banca pequeña. Ahora bien, en términos de incentivos es absolutamente crucial.
Debemos asegurar que el fondo de rescate camina hacia una nueva dirección, obligando a los bancos europeos hinchados a alejarse de esta adicción a los subsidios y andar por el camino de la solvencia, puestos al servicio de la economía y no arruinándola.
Es intolerable que la Comisión Europea haya tomado partido por la banca contra los intereses ciudadanos. El Comisario francés Michel Barnier parece estar más preocupado por los estados miembros con grandes bancos que por la estabilidad financiera. El equipo de Barnier trata de llegar a un acuerdo que favorezca a los grandes bancos holandeses, italianos y franceses. Así que parece que los bancos más estables y "aburridos" que llevan el peso de financiar a la economía real deberán subsidiar el riesgo asumido por la gran banca de inversión europea.
El Grupo Verdes/Ale estamos tratando de generar un verdadero debate público sobre esta cuestión y pidiendo apoyo de los y las ciudadanas europeas para construir otra política que obligue a todos los bancos europeos a trabajar por el bien común. Les pedimos a los ciudadanos que envíen sus quejas directamente al Michel Barnier y les digan claramente en un correo que se oponen a este subsidio permanente para la gran banca.
Fuente: eldiario.es

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