La creencia popular de que residir en el medio rural resulta más económico que vivir en el urbano está cada vez más en entredicho. Y no sólo porque ya existen estudios que echan por tierra esta idea tras analizar diferentes costes, fundamentalmente el del transporte, ante la carencia de una buena red de transporte público y la dependencia del vehículo propio.
Pero si estos costes venían siendo asumidos, los recortes que los gobiernos del PP están aplicando, tanto a nivel estatal como autonómico apoyados por el PAR, se están sintiendo de una forma más acentuada en el medio rural, desmantelando el estado del bienestar y minando las posibilidades de futuro de los que en él vivimos.
Son ya demasiadas las medidas dictadas en los últimos meses, en el ámbito de las inversiones y de las subvenciones públicas, de las que somos grandes perjudicados. Podríamos empezar por las relativas a la educación más temprana, la etapa más importante en la formación del menor de cara a su posterior éxito escolar y a su futuro desarrollo como individuo. El Gobierno de Aragón anunció ya bien entrado el año una rebaja de un 20% en las subvenciones del profesorado, lo que obligó a las entidades locales a asumir el déficit hasta final del pasado curso y a subir el precio a las familias a partir del próximo. Además está la supresión del plan Educa3, que dejará a los ayuntamientos sin la posibilidad de construir nuevas guarderías. Está claro que no se trata de una enseñanza obligatoria, como tampoco lo es la educación permanente de personas adultas, pero las dificultades para conciliar son más evidentes en el medio rural.
Los recortes en los transportes y comedores escolares, el cierre de escuelas rurales y la disminución del número de profesores se traducirán en que tengamos una escuela pública de peor calidad. Suma y sigue, ya que el cierre de residencias juveniles, la subida de tasas y el nuevo modelo de becas para acceder a la Universidad van a dificultar a muchos jóvenes del medio rural alcanzar el sueño de ser universitarios, porque sus familias van a tener que hacer un esfuerzo económico mayor, esfuerzo que en muchos casos será inviable.
En el ámbito sanitario, la reducción de la cobertura vacacional de médicos y enfermeros para este verano ha hecho que la mayoría de los municipios hayan visto cómo el horario de atención en sus consultorios se reduce justo en la época que más población tienen. Los recortes en el transporte sanitario o que los inmigrantes irregulares, que tanto abundan en algunas de nuestras comarcas, no tengan cobertura sanitaria, son problemas que vamos a sufrir de lleno de ahora en adelante.
Hay más, como la supresión del Plan Red, la subida de tarifas en los trenes de cercanías y media distancia que marcó Renfe -por encima de la media del resto del Estado-, o el recorte del 16% de la DGA en las ayudas cofinanciadas por Europa con fondos Leader, dirigidas a respaldar iniciativas de pequeños emprendedores del medio rural.
Pero a pesar de todo, los que somos alcaldes de municipios pequeños no nos vamos a rendir, y seguiremos luchando para equiparar los derechos e incrementar la calidad de vida de nuestros vecinos y, en definitiva, para que nuestros pueblos sigan teniendo presente y futuro.
Pero si estos costes venían siendo asumidos, los recortes que los gobiernos del PP están aplicando, tanto a nivel estatal como autonómico apoyados por el PAR, se están sintiendo de una forma más acentuada en el medio rural, desmantelando el estado del bienestar y minando las posibilidades de futuro de los que en él vivimos.
Son ya demasiadas las medidas dictadas en los últimos meses, en el ámbito de las inversiones y de las subvenciones públicas, de las que somos grandes perjudicados. Podríamos empezar por las relativas a la educación más temprana, la etapa más importante en la formación del menor de cara a su posterior éxito escolar y a su futuro desarrollo como individuo. El Gobierno de Aragón anunció ya bien entrado el año una rebaja de un 20% en las subvenciones del profesorado, lo que obligó a las entidades locales a asumir el déficit hasta final del pasado curso y a subir el precio a las familias a partir del próximo. Además está la supresión del plan Educa3, que dejará a los ayuntamientos sin la posibilidad de construir nuevas guarderías. Está claro que no se trata de una enseñanza obligatoria, como tampoco lo es la educación permanente de personas adultas, pero las dificultades para conciliar son más evidentes en el medio rural.
Los recortes en los transportes y comedores escolares, el cierre de escuelas rurales y la disminución del número de profesores se traducirán en que tengamos una escuela pública de peor calidad. Suma y sigue, ya que el cierre de residencias juveniles, la subida de tasas y el nuevo modelo de becas para acceder a la Universidad van a dificultar a muchos jóvenes del medio rural alcanzar el sueño de ser universitarios, porque sus familias van a tener que hacer un esfuerzo económico mayor, esfuerzo que en muchos casos será inviable.
En el ámbito sanitario, la reducción de la cobertura vacacional de médicos y enfermeros para este verano ha hecho que la mayoría de los municipios hayan visto cómo el horario de atención en sus consultorios se reduce justo en la época que más población tienen. Los recortes en el transporte sanitario o que los inmigrantes irregulares, que tanto abundan en algunas de nuestras comarcas, no tengan cobertura sanitaria, son problemas que vamos a sufrir de lleno de ahora en adelante.
Hay más, como la supresión del Plan Red, la subida de tarifas en los trenes de cercanías y media distancia que marcó Renfe -por encima de la media del resto del Estado-, o el recorte del 16% de la DGA en las ayudas cofinanciadas por Europa con fondos Leader, dirigidas a respaldar iniciativas de pequeños emprendedores del medio rural.
Pero a pesar de todo, los que somos alcaldes de municipios pequeños no nos vamos a rendir, y seguiremos luchando para equiparar los derechos e incrementar la calidad de vida de nuestros vecinos y, en definitiva, para que nuestros pueblos sigan teniendo presente y futuro.
Fuente: Chunta.org
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