sábado, 9 de febrero de 2013

No robarás. Un artículo de Manuel González Orviz, Coordinador general IU Asturias.

En un país como el nuestro, de tradición judeo-cristiana, en la que algunas fuerzas exhiben su filiación religiosa, no está de más recordar valores y principios que inspiran esa cultura. En los diez mandamientos, el séptimo dice taxativamente: no robarás. Y ese no robar engloba cualquier forma, ya sea a otras personas o al Estado, que es como robar a todos. No he elegido el título al azar. Casos como el Bárcenas, el Gürtel y tantos otros que han salpicado en los últimos años a los grandes partidos nacionales -PP o PSOE- y a otras fuerzas, no pueden entenderse como delitos aislados, van mucho más allá de las pocas personas que, al final, cargan con la responsabilidad y no siempre. Existe, o esa es la percepción del ciudadano, una laxitud total hacia ciertos delincuentes que no van a la cárcel porque prescribe su delito, porque llegan a pactos o, peor todavía, se les indulta.

España tiene una crisis, una crisis moral y ética de tal calado que afecta a la economía, a la política y a las propias instituciones. La crisis es tan lacerante que lo que está en peligro es la misma democracia. A algunos no les importa -los poderosos no necesitan sistemas democráticos de gobierno-, y, lo peor, hay otros a quienes sí que les atañe pero que terminan tan desafectos que llegan a dejar de valorar el único modelo donde los más -la gente normal- pueden hacerse oír frente a los menos -los ricos y poderosos.
Hablar de corrupción política obliga a hacerlo de financiación de los partidos. La opacidad de las cuentas no es nueva. Hace décadas que se habla de ello y si no se ha hecho nada es porque hubo fuerzas, al menos dos, que no tenían interés; les iba bien. PP y PSOE han sido gobierno y han contado con mayorías absolutas, pero nada hicieron. Son culpables, como también lo son de un sistema en el que no todos los votos valen igual.
Frente a la corrupción es necesaria más transparencia, pero los grandes partidos se enfrascan en un «y tú más» con el que pretenden disipar su responsabilidad en un reparto entre todos, como si todos fueran iguales. Es en ese marco donde se inscriben las reformas electorales y de representatividad que, demagógicamente, propone el PP y secunda con más o menos entusiasmo el PSOE: son proyectos para reducir la representación, que no buscan ahorrar costes, que persiguen reducir el pluralismo y apuntalar el decadente sistema bipartidista. En vez de reforzar la acción política para combatir la dictadura de los mercados, se alientan campañas denigratorias contra toda la política, presentándola como el origen de los problemas. Repiten el mantra de todos son igual de responsables para que nadie responda de sus fechorías.
Las fuerzas ocultas de los mercados, de los poderes financieros, cuyos representantes políticos protagonizaron buena parte de los escándalos de corrupción -actuales y pasados- se están aprovechando de la indignación ciudadana para estigmatizar el único instrumento que existe para poder controlarlos: la democracia. De la política a la empresa y de la empresa a la política, en una puerta giratoria que llena de dudas a una ciudadanía que exige fin a los desmanes.
En IU, lo tenemos claro: ningún delito debe quedar impune. Es imprescindible llegar hasta el fondo de todos los «bárcenas», de todos los «gürteles», de todos los ERES de Andalucía, de todos los Palaus de la Música en Cataluña o de los «Marea» en Asturias. Esta semana, nuestro consejo político aprobó una resolución para defender la democracia, y contra la corrupción, porque creemos que ésta es el mayor enemigo de aquélla. Con el fin de aportar esa transparencia tan necesaria, IU Asturias se dotará para su funcionamiento interno de reglamentos de participación y del cargo público e impulsará en la Junta General del Principado y ayuntamientos la aprobación de una ley para la transparencia pública y la ética política. Queremos que se publiquen todos los contratos, incluidos los menores; la creación de una oficina virtual de contratación pública que permita un seguimiento de adjudicaciones y modificados en la ejecución; o el endurecimiento de las incompatibilidades de los altos cargos.
Para IU sólo si se fortalecen los mecanismos de control y fiscalización de los partidos podrá comenzar a verse la luz. Frente a eliminar la financiación del Estado -que es lo que plantea el PP y que favorece el desarrollo de la corrupción vía donaciones privadas en su mayoría opacas- defendemos financiación pública, que garantice la igualdad de oportunidades de todas las fuerzas y la limpieza y transparencia de las cuentas de cada partido. Las donaciones suponen desvirtuar la democracia, al estilo de EE UU, donde los grandes grupos de presión controlan, con su financiación, a los congresistas.
Que la ciudadanía recupere la confianza en la política y la democracia depende de los partidos y de las leyes. Conseguirlo no es tan difícil: para ello, sólo es necesario tener siempre presente ese séptimo mandamiento: no robarás. Y, si alguien lo olvida, a la cárcel y que devuelvan el dinero, garantizando para ello que la responsabilidad subsidiaria recaiga en los partidos.

Fuente: lne.es

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