jueves, 11 de diciembre de 2014

Cayo Lara: “Existe una intención de destruir Izquierda Unida”.

El despacho de Cayo Lara (Argamasilla de Alba, 1952) en el Congreso de los Diputados está lleno de papeles apilados, publicaciones y copias de leyes. Se respira un ambiente de trabajo diario, intenso. En la pared, tras la mesa del coordinador general de Izquierda Unida, destaca un cuadro que consiste en un marco blanco con un trozo de pan en el centro. Lara explica que es un regalo de un sindicalista. Lo descuelga y lee una inscripción en la parte de abajo, fechada el 23 de noviembre de 2011, justo tras la arrolladora victoria del PP en las últimas elecciones generales: “Próximo salario mínimo, si lo permitimos”. En el dorso, hay una copia del decreto de congelación del Salario Mínimo Interprofesional, propugnado un mes después del triunfo conservador. “Fue una premonición, acertó plenamente”, certifica Lara.
Ahora que ha decidido dar un paso al lado y no concurrir como candidato de IU en las próximas elecciones, ¿se siente más descargado?
Bueno, probablemente. Por un lado, lo hago siendo consciente de que el paso que he dado es muy positivo. Parece que hoy en día nadie se desprende fácilmente del sillón y yo soy el que menos tiempo lleva en el Congreso, tres años. Y por otro tiene más que ver con la responsabilidad porque soy de los que piensan que hay que salvar y fortalecer las organizaciones de izquierda en este país. Sin un tejido político organizado y fuerte no hay cambio político y social posible. Podemos llegar a ganar gobiernos pero se necesita una sociedad organizada que les dé solidez y respaldo cuando se enfrenten al poder. Por eso estamos en un momento en el que el candidato o candidata a la presidencia del Gobierno no tiene que ser el coordinador general de la organización. Me parece que hay tarea suficiente para ambos. El tiempo que me quede en primera línea voy a dedicarlo a trabajar en la organización para darle solidez.
¿Qué balance hace de estos años desde la perspectiva de su cargo?
Éste, junto con una parte del mandato de [José Luis Rodríguez] Zapatero, ha sido el periodo más nocivo para los intereses de la clase trabajadora y la mayoría social de este país. No he vivido otro, más allá del final de la dictadura, en el que se hayan hecho unas medidas tan duras contra tanta gente, contra la clase trabajadora. No he visto nunca tantas agresiones por vía del decreto ley.
Su etapa se ha caracterizado por una subida sostenida de votos, una tendencia que en los últimos meses ha cambiado. ¿Ha tenido Podemos algo que ver?
Tiene que ver, no cabe duda. En el análisis que hago sobre esto me remonto un poco atrás. El partido que más luchó contra la dictadura, por la democracia y las libertades, fue el PCE, que es una parte importante de lo que es hoy IU. Cuando llegó 1982, la gente decidió dar la mayoría absoluta a un partido que, con todo el respeto del mundo, no era el que más había luchado. El PCE entonces se quedó con cuatro diputados. Creo que no fue justa la sociedad española. Algunos critican los estereotipos del PCE pero yo soy demócrata a fuerza de ser comunista. Después tuvimos un crecimiento con Julio Anguita en 1996, cuando volvimos a crecer de manera importante y obtuvimos el mejor resultado de esta organización en toda su historia: 2.600.000 votos, con una tendencia de crecimiento importante. Y, de pronto, alguien teorizó que había sido un resultado desastroso. A partir de ahí hubo una ruptura y el 40% de la organización se marchó al PSOE, decían que para hacer girar a este partido a la izquierda. Sobran comentarios.
Lo cierto es que nos dieron un varapalo y nos llevaron de nuevo a una situación de deterioro. Llegamos a tener dos diputados. Y ahora, cuando entramos de nuevo en una trayectoria de crecimiento y nos situamos ya en un 12% o 13% de media, de pronto aparece el fenómeno de Podemos, nos corta la subida, y a partir de ahí estamos electoralmente como estamos. Pero lo importante es que el bipartidismo perdió 31 puntos. Por vez primera ha tenido un agujero importante y quien ha contribuido a hacérselo fundamentalmente ha sido esta fuerza política. Luego otros se cuelan por las rendijas. Esta fuerza política, el 15-M, las mareas, la movilización social, todo cuenta. Pero quiero reivindicar que, desde los acuerdos de Maastricht, IU ha criticado la política neoliberal. Nosotros hemos sido los que hemos estado picando en el muro del bipartidismo y ahora ha aparecido un partido nuevo que surge sin pasado, con un discurso que nosotros no podemos hacer. Tenemos mochila, historia de luchas y de debilidades.
Ellos aparecen con un discurso que entronca perfectamente con una línea de pensamiento, un discurso crítico, y obtienen un resultado muy importante en las elecciones europeas. Ha tenido, hay que decirlo porque es verdad, una cancha importante en determinados medios, pero el mensaje ha llegado a la gente y eso ha vuelto a cortar nuestro ascenso. Si repasamos toda Europa, nos damos cuenta de que al poder económico le cuesta mucho dejar que una fuerza política que de verdad tiene como objetivo alcanzar el socialismo, mueven todos los peones para intentar impedir su crecimiento. Desde Die Linke en Alemania o el Front de Gauche en Francia, hasta el propio Partido Comunista de Portugal y el Bloco de Esquerda. Salvo en Grecia con Syriza, un país que está destrozado, con un 175% de deuda pública, el país más atacado por las políticas de la troika, salvo ahí y en Chipre, en los demás te encuentras con que el poder económico reacciona cuando una izquierda alternativa puede realmente poner en peligro los intereses del poder.
¿Cree que de alguna manera Podemos habría sido aupado por esos poderes?
Es que yo no hablo sólo de errores internos, que los tenemos. No hay que flagelarse. No creo que Podemos sea su objetivo, pero la Cuatro es de Berlusconi y Antena 3 de un señor que se llama Lara. Estos no son socialistas, ni siquiera socialdemócratas. Entiendo el poder de la audiencia, que es importante porque a los medios les da recursos. Pero si el poder económico no quiere, no pone esas plataformas. El poder nos utiliza a todos y ahora lo que está intentando es dividir a la izquierda. Puede ser un objetivo acabar con IU, sencillamente porque sabemos a dónde vamos, tenemos solera, tenemos historia. Tenemos proyecto, futuro. Somos gente de solidez, sin despreciar a nadie. Somos gente curtida en muchas batallas y saben a dónde vamos. Hay una intención de destruir a IU por lo que representa. Nosotros no vamos a poner parches. Estamos cuestionando el modelo capitalista y ante eso el capitalismo se defiende. Podemos es una fuerza política hoy en ascenso o, cuanto menos, en mantenimiento, pero que necesita todavía mucha estructura organizativa. Podemos se ha montado desde el punto de vista mediático, de una manera muy cupular, y hoy están en un proceso de estructuración que no se hace en cuatro días, sino que necesita muchísimo tiempo, aunque electoralmente tengan un flujo, un tsunami muy importante por el hastío de la gente, más que por su propuesta programática.
¿Le pone en una posición de debilidad esa falta de estructura a Podemos a la hora de enfrentar a los poderes economicos?
Pues no lo sé, pero si yo fuera el poder económico me sentiría mucho más cómodo a la hora de poder destruir o atacar una fuerza política que no tiene la consistencia. Tiene gente con muy buena voluntad, pero no habrá cambios de fondo en el sistema capitalista si no hay una izquierda organizada.
Muchas de las medidas que propuso Podemos en las europeas las podría haber firmado alguien de IU. ¿Ha faltado que la federación sepa “vender” estas propuestas para ganar más apoyo del electorado?
Bueno, los programas simplemente hay que contrastarlos. Lo que pasa es que yo prefiero el original. Si han cogido una parte fundamental de nuestro programa es que éste no era tan malo. Si hoy lo está debatiendo gente que no lo debatió ayer, pues efectivamente puede haber sido consecuencia de muchos elementos. Pero, ¿comunicar? Yo he estado ocho años de coordinador en Castilla- La Mancha y nunca me hicieron una entrevista en la televisión pública. La gente de esa región no se pudo enterar de qué era lo que yo defendía. Sé que hay un tsunami comunicativo, pero hay gente que ha tenido probablemente en un mes más acceso a medios de comunicación que yo he tenido en toda mi vida.
De todas maneras, sí que han hecho un cambio en cuanto a imagen, como el hecho de que se ceda el paso a Alberto Garzón. Representa a una nueva generación, es una persona más mediática.
Alberto estaba para desarrollar el Proceso Constituyente y ahora lo que está es en clave de un proceso de primarias. Se presentarán otros compañeros y compañeras y quien resulte elegido será candidato a la presidencia del gobierno. ¿Renovación? Alguien tiene experiencia porque se la ha trasladado la memoria histórica. No se trata del viejo o del joven. La juventud se tiene en la cabeza, igual que las ideas y la ideología. Da igual la edad que puedas tener. El debate de lo viejo y lo nuevo es erróneo. Si condenas lo viejo condenas la historia y la memoria.
Aun así, usted se ha echado a un lado.
Yo lo que he decidido es no competir en unas primarias con ningún otro compañero ni compañera.
¿No le gusta el método de primarias?
Es que yo no me veo compitiendo con otro compañero o compañera. Si tenemos el mismo proyecto y estamos de acuerdo en que queremos caminar en la misma dirección, me cuesta mucho competir para ver con quién vamos. Cambiar las caras no es una solución, la monarquía sigue siendo la misma. La cuestión es cómo combinamos la experiencia con la gente que viene, que es la gente del futuro.
Sin embargo, están coincidiendo muchos cambios, no sólo en su caso y en el de Garzón. También cayó Willy Meyer. En la Comunidad de Madrid han ganado las primarias Tania Sánchez y Mauricio Valiente, que representan un estilo diferente a lo que había antes. ¿Están cambiando demasiadas cosas?
Pero estos no son cambios generacionales. Sólo hay que comparar las edades de Sánchez o Valiente con las del resto de candidatos. Lo de Willy Meyer tampoco es un tema generacional, sino ético. Necesitamos esos gestos en la sociedad. ¿Cuántos europarlamentarios han dimitido de esos que cobran un fondo de pensiones en una SICAV en un paraíso fiscal? ¿Cuántos focos se le han puesto al PP y al PSOE? ¿Por qué a ellos no se les señala? Nosotros denunciamos los fondos privados de pensiones cuando entramos en el Parlamento. Yo renuncié y conmigo Alberto y el resto de nuestros diputados. La dimisión de Meyer es un gesto ético que le engrandece, él no ha metido la mano en la caja de nadie.
Pero da la sensación de que hasta que los medios no descubren un asunto no se le pone remedio.
Sí, pero él ni lo sabía. Los fondos de pensiones los lleva un banco. ¿Cómo puedes saber dónde los está moviendo en ese momento? ¿Lo sabe alguien? Si mañana sale que los fondos del parlamento español los han movido no sé dónde, pues imagínate. Cuando te enteras es cuando sales. Yo me he creído lo de Willy Meyer. Ahora, ¿se lo ha creído la sociedad? ¿Tenía la obligación de conocerlo? En mi opinión la tenía, igual que todos los demás, pero él cuando lo conoció tomó la decisión inmediatamente. De ese gesto hay que tomar nota. No todos los políticos somos iguales.
No es equiparable la corrupción de PP y PSOE con la de IU pero hay lugares, como en Madrid, donde el ambiente está más enrarecido, con personas como Moral Santín, implicado en el caso Bankia y las tarjetas black.
Había 84 usuarios de esas tarjetas, tres elegidos por IU, tres que no están en IU desde hace por lo menos dos años. El más importante, Moral Santín. Además tenemos una querella criminal presentada por IU contra Bankia y por tanto contra Moral Santín. Hay una responsabilidad política que ya está exigida a quien lo eligió. No por meter la mano en la caja, ojo, sino por no controlar a Moral Santín. Esa responsabilidad política no la ha pedido ningún otro partido, ni el PP y ni el PSOE. Además se ha hecho una comisión de transparencia que está viendo a mucha gente para hacer una consulta final de posibles responsabilidades políticas. Si eso lo extendiéramos a todos los partidos de España, dime cuánta gente se tendría que ir con los 500 imputados que tiene el PP. No quiero presumir, pero somos la organización más exigente en política ética y tenemos un código ético muy riguroso que estamos exprimiendo al máximo.
Aquí en Madrid algunos piden la cabeza de dirigentes como Miguel Reneses o Ángel Pérez.
¿Pero lo concreto que es? Lo que hay que ir es a lo concreto. ¿Tenemos gente que ha ido a un juez a declarar con imputaciones determinadas? Estamos hablando de responsabilidades políticas. ¿Hay imputaciones en este momento? Cuando le llaman a uno y le imputan por asuntos relacionados con la corrupción, nuestro código ético nos fuerza a tomar medidas en ese sentido. Pero aquí se están dando nombres que a mí me parece que es una barbaridad ponerlos encima de la mesa. Estamos hablando de personas. Cuando ponen los nombres a las personas hay que poner los apellidos, la concreción. Puede haber peleas políticas, pero cuidado con poner los focos sin concretar.
¿Cree que las peleas políticas a veces se llevan al extremo?
Creo que cuando la gente comete un hecho relacionado con la corrupción hay que concretarlo. A veces la pasión dentro de las organizaciones lleva también a hacer afirmaciones delicadas, y por tanto hay que hacerlas cuando tienes los suficientes elementos de juicio. Y en eso somos hipercríticos en IU, es la impresión que tengo. Somos tan autocríticos que a veces no nos compadecemos de nosotros mismos, ni siquiera un poquito.
¿Incluso algo despiadados?
Yo creo que sí, porque trasladas al final un mensaje al exterior que termina haciendo daño a los valores y principios de la organización y a lo que tenemos que estar, que es a la defensa de la gente que está sufriendo. Lo otro está ahí pero cuidado, no exageremos.
Otra crítica que se le hace a IU es que el PCE tiene mucha fuerza dentro de la organización. ¿Comparte esta afirmación?
La pregunta es para qué se utiliza la fuerza. ¿Por qué va a ser malo que el PCE tenga fuerza dentro de la organización? Lo que cuentan son las propuestas que tiene, que las estamos elaborando en esta organización de manera colectiva. Cuando hicimos el último proyecto político, nos pusimos de acuerdo todos. ¿Que hay quien tiene más influencia? Pues dependerá de las ideas. Estamos en una unidad en torno al programa. No se puede plantear que haya alguien aplastando a otro. Tenemos un nivel de consenso altísimo porque aquí no se aplasta a las minorías. Otras organizaciones son muy verticales, en sus órganos de dirección las minorías brillan por su ausencia. En IU hay un equilibrio de la composición de la dirección, o por lo menos lo intentamos.
Para nada comparte la acusación de que el PCE maneja a IU.
No, la rechazo de plano. Tiene influencia desde el punto de vista de los que somos militantes. Justo al entrar de coordinador, lo primero que hicimos fue dar peso en los órganos de dirección a las cinco candidaturas de forma proporcional. Eso es democracia, respeto por las minorías. El PCE defiende los derechos de los obreros. Ya sé que ahora la palabra obrero es muy vieja, que se usa la de precario. ¡Pero siguen siendo clase obrera! Los jóvenes parados de nuestro país son clase obrera, a los que les están pagando 400 euros son clase obrera explotada, y el PCE tiene una hoja de ruta completa que es la lucha por el empleo y el fin de la explotación.
Julio Anguita, pese a su larga militancia en el PCE, decidió organizar el Frente Cívico, con una retórica alejada del concepto de clases.
Creo que Julio teorizó que había que montar un movimiento ciudadano, en una cierta transversalidad, que no se identificaba con izquierda o derecha. De eso hay mucha gente en la calle pero nosotros no vamos a esconder la izquierda. El propio Julio no la esconde. Él sabe además que no hay cambio en este país sin una IU unida y fuerte. Sé que el mal llamado socialismo real no ha tenido éxito tal y como aquí lo entendemos pero las conquistas en Europa Occidental, del Estado del Bienestar, se deben fundamentalmente a que había un contrapeso. El capitalismo, fruto de aquello, hizo concesiones. Cuando la URSS ha dejado de ser, mira lo que está haciendo el capitalismo. Nunca ha existido tanto acaparamiento de recursos por parte del capital financiero, nunca fueron tan fuertes las multinacionales ni el poder del capital. Y especialmente el capital financiero, especulativo y parasitario.
Yo voy a seguir manteniendo los principios porque lo que fuerza el cambio son los principios, y yo sigo creyendo en el socialismo. No sé si lo que ha fracasado es el factor humano, pero creo que las ideas no. En Cuba se habla de la ausencia de libertades, de nuestro concepto de libertades, como el tema del bipartidismo, etc. En Cuba el ser humano que se ha educado en estos años da ejemplo de muchas cosas. Por ejemplo los que se han ido a luchar contra el ébola. Había 20.000 voluntarios. Es uno de los países que ha aportado a más gente a las partes más pobres del mundo, simplemente por solidaridad. ¿Qué ser humano hay ahí? Ahí se ha creado un ser humano muy solidario, con muchos valores. En todo caso está claro lo que está haciendo el capitalismo, siendo depredador del planeta y de seres humanos. Mientras haya situaciones de mal reparto de la riqueza y acumulación de poder bajo el capitalismo parasitario, seguirá habiendo gente que defienda la bandera socialismo.
¿En rigor el programa de IU es socialdemocrata?
Si hacemos definiciones, mira lo que nos ha dejado la socialdemocracia en Europa. ¿Dónde ubicamos la socialdemocracia? ¿La de Maastricht, la del Consenso de Washington, la de los acuerdos de Lisboa, la que teorizó montar una estructura capitalista en Europa con un poder especulativo financiero, un banco central europeo con esas características, con un Fondo Monetario Internacional que no tiene nada que ver con la Europa social? ¿Es esa la socialdemocracia o es la que realmente puede caminar en la vía del socialismo? ¿Es la socialdemocracia la que va a garantizar el techo, el pan y el trabajo a la gente? Yo creo en el socialismo. El capitalismo tardó unos cuantos siglos en acabar con el feudalismo. Vamos a ver cuánto tarda la nueva sociedad socialista en llegar.
Si Podemos sigue subiendo en las encuestas y acabase en el Gobierno, ¿qué papel tendría IU?
Nosotros vamos a seguir la misma hoja de ruta que hasta ahora. Hemos hecho un trabajo serio, con propuestas programáticas. Hemos generado hegemonía. La hegemonía es que hoy en las televisiones se esté hablando de las ideas que IU ha puesto sobre la mesa. Sin una fuerza como IU, sin la vanguardia del movimiento obrero y de los trabajadores y trabajadoras de este país, no es posible que haya un cambio de sociedad. Podrá haber parches.
¿No se contempla que IU pueda llegar a desaparecer?
No, para nada, para nada. Yo no contemplo eso, creo que sería malo para la clase trabajadora que desapareciera una fuerza de la izquierda alternativa.
Fuente: lamarea.com

No hay comentarios: